miércoles, 18 de abril de 2012

Katharine Hepburn


Para muchos, entre los que me incluyo, Kate Hepburn es la más grande actriz que jamás haya actuado delante de una cámara. Para otros puede resultar cuando menos un tanto presuntuoso, pero lo que es innegable es su excelente palmarés, su elegida filmografía y la repercusión de esta en la historia del cine.

Nacida en 1904 en una familia acomodada (su padre era ginecólogo y su madre una conocida sufragista), Kate Hepburn lleva una infancia sosegada, lejos de las penurias que muchas familias pasaban en tiempos de escasez, gozando del deporte que tanto le gustaba hasta que con la adolescencia recién estrenada recibe el duro golpe del suicidio de su idolatrado hermano Tom. La vida de Kate se desmorona por momentos y decide refugiarse en lo único en que encuentra consuelo: el arte de la interpretación.


Su debut oficial viene de manos de un director muy importante en su carrera, al igual que en la de otras muchas conocidas actrices, como fue George Cukor la película en cuestión, “Doble sacrificio”, está ambientada en la primera guerra mundial y pasa con más pena que gloria por las pantallas. Caso distinto es su segunda colaboración con Cukor, “Mujercitas”(1933), que pronto se convierte en un clásico del cine al igual que años más tarde ocurriría con su remake para más gloria de Liz Taylor.


La figura de Kate crecía como la espuma, tanto es que con su tercera película “Gloria de un día” ya se alza con su primer Oscar, iniciando de esta manera una meteórica ascensión en lo premios más prestigiosos del cine con cuatro estatuillas y un sinfín de nominaciones (solo superadas hoy en día por Meryl Streep). Prestigio que a ella parecía traerla sin cuidado pues solo pisó una vez el teatro Kodak y fue para otorgar un premio (y para eso fue en pijama en señal de protesta). De hecho sus cuatro estatuíllas se encuentran donadas en el Empire State Building neoyorkino.


En los años treinta rueda también “Sueños de juventud” de George Stevens con una nueva nominación al Oscar, un impecable drama histórico con “Maria Estuardo” (1936) de un director poco proclive por este tipo de cine como John Ford y otra vez de nuevo bajo la batuta de Cukor rueda lo que sería la primera de sus célebres colaboraciones con un joven Cary Grant con “La gran aventura de Silvia” (1935).


Su primer gran título, pese a que en su día paso con más pena que gloria por las pantallas de cine fue la inolvidable “La fiera de miniña” (1938) de Howard Hawks y de nuevo acompañando a Cary Grant en esta hilarante y fresca comedia que hoy resulta un estupendo ejemplo de las famosas “screwball comedies” tan de moda en los años treinta y cuarenta con la llegada del sonoro.


Cukor reúne de nuevo a la pareja protagonista para tratar de explotar un poco más la idea de comedia alocada en la que tan bien parecían encajar Hepburn y Grant con “Vivir para gozar” (1938) y aunque la película tuvo su buena acogida hoy vista desde el paso de los años no posee el empaque de su predecesora.


Otro de los grandes éxitos de Kate, resulta de un empeño persona suyo, puesto que ella misma compra el guión de una obra de Broadway con el único propósito de llevar al cine. Su amigo Cukor se poen manos a la obra y si no fuera poco con la pareja Hepburn-Grant se le une al reparto un joven Jimmy Stewart (Oscar por esta aparición) en lo que ya es una de la joyas del cine de todos los tiempos: “Historias de Filadelfia” (1940).


En 1942 Katharine conoce a Spencer Tracy, de esta unión no solo profesional (puesto que estuvieron unidos hasta la muerte del segundo, auque no casados debidos a las convicciones católicas de Tracy, que le impedían divorciarse de su mujer) nacen una serie de excelente películas. “La mujer del año” de George Stevens y “La llama sagrada” de Cukor, ambas del citado año abren la veda, ya un poco más maduros en “El estado de la Unión”, film anticomunista a cargo de Capra, "Sin amor" (1945), “Marde hierba” (1947) de Elia Kazan, “La impetuosa” (1952) o “Su otra esposa” (1957) y sobre todos las inolvidables “La costilla de Adán” (1949) de Cukor que refleja de manera hilarante la guerra de sexos  y “Adivina quien viene esta noche” (1967) de Stanley Kramer, última película de Tracy antes de su muerte y segundo Oscar para Kate en esta historia de amor interracial.



Entre medias deja películas de los más diversos géneros como “Estirpe de dragón” (1944), ambientada en el Japón de la segunda guerra mundial, la desternillante “Faldas de acero” (1956) junto a Bob Hope o la más filosófica o intimista “De repente el último verano” (1959) en donde Mankiewicz la une a estrellas emergente de otra generación como Liz Taylor o Montgomery Clift.


Pero sin duda su film más destacado en todos estos años es otro clásico del cine de aventuras. Con La reina de África” (1951) de John Huston, Kate da réplica a un zafio conductor de barcos con tendencia a la bebida, interpretado genialmente por Humphrey Bogart (Oscar incluído), escapando de la tropas alemanas a los largo de los tortuosos ríos africanos durante la primera guerra mundial.


De sus años maduros destaca su brillante interpretación de la reina Leonor de Aquitania en el drama histórico “El león en invierno” (1968) que le acerca su tercer Oscar (en este caso ex-aequo con Barbra Streisand por “Funny girl” . La improbable pareja con John Wayne, otro de los grandes de Hollywood en el ocaso de su carrera con “El rifle y la Biblia” (1975), con papeles parecidos a la exitosa “La reina de África”, pero en este caso ambientados en el oeste americano y sobre todo por “En el estanque dorado” (1981), precioso epílogo con el que Kate Hepburn (apenas se prodigaría después en la gran pantalla) y Henry Fonda (fallecería tras este film) cierran sus carreras con dos soberbias interpretaciones merecedoras ambas del Oscar a mejor actor y actriz respectivamente.



Años después en 2003 y frisando ya los cien años Kate nos dejaba. Ese día las luces de los teatros de todo Broadway se apagaron una hora en su honor. Este acto nos refleja la trascendencia que tuvo, tiene y tendrá Katharine Hepburn en el mundo del cine.


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