viernes, 19 de octubre de 2012

Rita Hayworth



A muchos el nombre de Margarita Cansino igual no le dice nada, pero si decimos que se trata del nombre original de la actriz que se conoció como Rita Hayworth pues ahí todo cambia. Su perfecta figura y su larga melena pelirroja fueron símbolo de glamour durante años y se la considera toda una precursora de las pin-up y las “femme fatale”

El caso es que Rita nació como Margarita en Nueva York, siendo hija de bailarines, tanto su padre de origen español como su madre británica se dedicaban a tal profesión, se puede decir que la joven Margarita llevaba el espectáculo en la sangre desde bien pequeña. Siendo una adolescente encauzó su carrera, que ya iba encaminada el mundo del ballet, al mundo de la publicidad y el cine. Su desparpajo y gran belleza provocaron que su temprano salto al cine, siendo uno de sus primeros papeles importantes en de “Solo los ángeles tiene alas” (1939) acompañando a la pareja protagonista Jean Arthur y Cary Grant.


El rotundo éxito de la cinta y su impacto en pantalla hace que pronto se la rifen los grandes estudios, entrando entonces a engrosar el amplio estrellado de la Twenty Century Fox a fin de poder firmar una serie de películas entre las que destacan una nueva versión de la novela de Blasco Ibáñez “Sangre y arena” (1941), “La pelirroja” (1941) o “Bailando nace el amor” (1942) acompañando a Fred Astaire.


En 1946 llega su mayor éxito, todo un icono enfundado en un traje negro con unos interminables guantes que se quitaba en un sugerente baile, que tantos problemas trajo con la censura en España, con la inolvidable “Gilda”, todo un referente del cine negro y un título imprescindible par cualquier cinéfilo. Rita Hayworth acapara las miradas de medio mundo con su desbordante sensualidad y marcado carácter que la hacen ser la verdadera estrella de la película.


Su matrimonio con Orson Welles le lleva a protagonizar un año después otro de sus grandes éxitos. Esta vez de rubia oxigenada se mete en la piel de otra mujer de armas tomar para traer por la calle de la amargura al propio Welles, el interprete masculino de “La dama de Shangai”, que le mismo dirigiría.


La fama de Rita estaba en los más alto lo que le valió para hacerse con papeles relevantes en los próximos años como “Salomé” (1953) en la bíblica versión de Dieterle, “Pal Joey” (1957), junto a Sinatra o formando parte del grandioso reparto de “El fabuloso mundo del circo” (1964) de Hathaway. La vida para Rita era maravillosa y no solo profesionalmente hablando, lejos ya del tormentoso matrimonio con Orson Welles, podía presumir incluso de ser princesa tras su último matrimonio con Alí Khan. Todo un descendiente legítimo de la dinastía persa.



Sin embargo su vida privada y sus hijos, uno fruto del matrimonio con Orson Welles y otro con Alí Khan, requirieron su tiempo y ella no dudó en dedicárselo y así sus apariciones a partir de los años sesenta en el cine son cada vez más esporádicos hasta despedirse del mundo del cine en 1972, aun relativamente temprana edad de 54 años, con “La ira de Dios”. Rita Hayworth fallecía a finales de los ochenta ya víctima del mal alzheimer, totalmente ajena a un mundo de glamour que precisamente la lloraba al ver apagarse de manera precoz una de las más grandes y deslumbrantes estrellas femeninas de la época de los grandes estudios cinematográficos.

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