viernes, 8 de marzo de 2013

Steven Spielberg




Si hablamos de los directores más influyentes en el mundo del cine de las últimas décadas es obligado aludir a Steven Spielberg. El apodado rey midas de Hollywood, es el encargado en embarcarse en grandes producciones aptas para todos tipo de públicos desde dramas bélicos, aventuras para toda la familia, comedias o adaptaciones del cómic. Lo que si está claro es que todo proyecto en el que se embarca Spielberg tiene una gran trascendencia mundial siendo todo un fenómeno de masas, en donde muchas de sus películas han estado batiendo registros de recaudación y a la vez engrosando la cada vez más pobladas arcas del bien llamado rey midas del cine.

El caldo de cultivo del joven Spielberg fue la televisión de los sesenta, esa televisión ya arraigada y que le permite contribuir con sus primero trabajos, en donde el genio comienza a labrar su exitosa carrera. De estos primeros años destacan sobre todo sus colaboraciones en series televisivas. Su primer corto, “Amblin” (1968), le sirve a parte de seguir indagando en el mundo de la dirección para tomar el nombre de lo que será su actual productora. Su primer gran trabajo fue un telefilme televisivo de bajo presupuesto, “El diablo sobre ruedas” (1971) todo un clásico de persecuciones que sin embargo ha sabido envejecer muy bien hasta el punto que a día de hoy es considerada por muchos incluso una película de culto.


Su gran espaldarazo llega en 1975 con “Tiburón”. Un enorme escualo que atemoriza a unos incautos bañistas que con un impresionante banda sonora de su eterno colaborador John Williams supone la pérdida definitiva del anonimato de este joven y prometedor director. Sin duda Steven Spielberg había entrado en Hollywood por la puerta grande.


La década de los setenta los cierra con una cinta de culto dentro de los seguidores de la ciencia ficción, producida y escrita por el mismo como “Encuentros en la tercera fase” (1977) y su primer contacto con la II guerra mundial, aunque sea en tono cómico, con “1941” (1979), toda un sátira en torno a la entrada de los Estados Unidos en el gran conflicto bélico.


Los años ochenta se abre con el fenómeno Indiana Jones, pues en 1981 se iniciaba la aventura del arqueólogo más famoso de toda la  historia del cine. De todos son sabidas las aventuras de Indi encarnado por Harrison Ford, en una de las trilogías más famosas de todos los tiempos, cerrada en los ochenta, y que recientemente ha decidido desempolvar con una cuarta parte (y una quinta para 2015), de un ya achacoso Indi, que debe ayudarse de su vástago para seguir en la cresta de la ola con sus múltiples aventuras, y que sin embargo, pese a ser un revés para el mito, a penas consigue empañar la esencia de la trilogía original, adorada por múltiples adeptos y todo una acontecimiento social desde la época de su estreno.


El otro fenómeno de los ochenta fue un adorable extraterrestre que responde al nombre de “ET” (1982). Toda un generación de niños que creció con la celebre frase de “teléfono…mi casa” y que lloró cuando por fin el carismático ser consigue regresar a su planeta original y dejar desconsolados a su pobre tropa de amigos terrícolas, felices por su marcha pero triste por la pérdida de lo que para ellos era más que un compañero de juegos. A Spielberg le supone su definitiva consagración como uno de los grandes de Hollywood, y una nueva nominación a los Oscar.


Sin embargo su siguiente película no dejó de ser un batacazo para un Spielberg en lo más alto de su carrera. Una gran superproducción sobre el racismo y la esclavitud de la América sureña de las plantaciones de algodón del siglo pasado. Once fueron las nominaciones que no llegaron buen término en la gala de los Oscar de aquel año, inscribiendo en nombre de “El color púrpura” (1985) en la lista negrea de la gala como una de las grandes perdedoras de todos los tiempos. Muchos quizá la recuerden por esta anécdota sin embargo un visionado nos lleva a algo más que una superproducción fallida, nos lleva a un filme sobre personas, historias y relaciones que nos hace reflexionar sobre una oscura época de la historia.


Tras el fiasco entra en un perido de transición marcado por tres cintas muy diferentes entre si. Un revisión de la II guerra mundial con la recordada “El imperio del sol” (1987) con un jovencísimo Christian Bale, “Always” (1989) una conmovedora historia sobre pilotos de extinción de incendios y que sin duda será recordada por ser el último papel de un ángel radiante como Audrey Hepburn y “Hook” (1991) una libre adaptación del clásico de Peter Pan que pasa sin pena ni gloria por las pantallas.



Llegado este momento Spielberg necesita un nuevo empujón para enderezar su debilitada carrera y con un avance tecnológico prodigioso en la época resucita dinosaurios en la exitosa adaptación de best seller de Crichton “Parque jurásico” (1993) la película resulta un auténtico bombazo de taquilla y de lugar a dos secuelas, la segunda de ellas también dirigida por el propio Spielberg cuatro años más tarde, pero de este mismo año data también la que quizá sea a fecha de hoy so obra más aclamada, el excepcional relato narrado en un bello blanco y negro sobre la historia de Oskar Schindler, la auténtica alma benefactora de cientos de judíos que deben sus vidas a la actuación altruista de este hombre durante la II guerra mundial. La película se convierte en todo un clásico y arrasa en los premios Oscar alzándose con siete estatuíllas, de las cuales una a mejor película y otra a mejor dirección.


Como siguiendo un especie de ciclo, Spielberg se enfanga de nuevo con un historia sobre la esclavitud, en “Amistad” (1997), que narra los hechos del famoso motín de esclavos a bordo del barco “La amistad”, para volver a la palestra con otra historia sobre la segunda guerra mundial con “Salvar alsoldado Ryan” (1998), perfecto relato sobre el desembarco de Normandía que le otorga a día de hoy su segundo y definitivo Oscar como mejor director.


La nueva era viene marcada por su retorno a la ciencia ficción. Así inaugura milenio con una vieja aspiración del visionario Kubrick que por fin pude ser llevada a la gran pantalla gracias a los grandes avances tecnológicos. En “Inteligencia artificial” (2001), Spielberg retoma el eterno sueño futurista de la humanidad: crear vida artificial. Un mundo futurista que también refleja en su siguiente estrenos en “Minority report” (2002) nos enseña un Washington del futuro. Una megalópolis en donde para atrapar a los criminales ha de usarse la última tecnología psíquica. Y por último cierra esta especial trilogía con otra adaptación más de la famosa obra de H.G. Wells “La guerra de los mundos” (2005).



Entre ellas tiene tiempo para rodar un par de comedias basadas en hechos reales, que sin llegar a ser grandes obras dentro de su filmografía, tienen bastante buena acogida entre el gran público se trata de “Atrápame si puedes” (2002) donde un escurridizo timador como Leonardo Di Caprio ha de escaparse de un sabueso del FBI como Tom Hanks y “La Terminal” (2004), en donde Hanks repite papel protagonista como un “sin papeles” que por un error burocrático se ve obligado a vivir en un aeropuerto.


Tras ellas su obra vuelve a diversificarse. Relata los atentados terroristas que paralizaron al mundo durante la olimpiadas de Munich 72, adapta a cine sin reparar en gastos y de manera totalmente digitalizada a todo un mito del cómic como Tintin y vuelve con dos cintas históricas un bélica centrada en la primera guerra mundial con “Caballo de batalla” (2011) y el reciente biopic sobre la figura de “Lincoln” (2012).


Toda una carta de presentación para un director que lo ha ganado todo y que a la vista de sus nuevos proyectos ( a la ya mentada quinta parte del mito de Indiana Jones le sumamos una nueva historia futurista de ciencia ficción sobre robots) demuestra que a sus recién cumplidos 66 años aun le queda mucho cine y espectáculo que ofrecer.

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