viernes, 27 de abril de 2012

Cine bélico: La guerra civil española



Siguiendo la estela de los post relacionados con el cine bélico en este caso vamos a centrarnos en una contienda que a quien más o a quien menos la ha tocado vivir de cerca, quizá no en primera línea pero si hablamos de familiares o allegados que participaron allá por 1936 en el conflicto más mediático llevado a cabo en nuestro suelo las cosas cambian. Y es que en este caso nos ocuparemos de desentrañar la guerra civil española a través de la mirada del cine.

En lo convulsos año que fueron desde 1936 a 1939 España se debatió en una de las guerras fraticidas más encarnizadas de toda la historia reciente de Europa. Esos tres años de barbarie fueron suficientes para que le frente nacional o sublevado se levantase en armas desde el archipiélago canario y el protectorado de Marruecos para poco apoco pero con paso firme subyugar la segunda república que apenas llevaba imperando cinco años como método de gobierno en España.

Los generales Sanjurjo y Mola a los que más tarde se les uniría Franco (futuro caudillo de la autoproclamada “Una grande y libre” durante los casi cuarenta años que duró su régimen dictatorial) liderarían este movimiento católico y de derecha con sesgo fascista para borrar de una vez por todas el laicismo imperante con la segunda república.

Durante estos años se hicieron famosas las cruentas batallas como las del Jarama o la del Ebro, nos estremecimos con múltiples fosas comunes de caídos republicanos, con un régimen de terror permanente en donde cualquier ciudadano vivía sometido al continuo juicio popular por su ideología o a una época de racionamiento y empobrecimiento general como pocas veces se había vivido en la historia reciente de nuestro país.

Un buen caldo de cultivo por lo tanto que nutrió y sigue nutriendo de argumentos e ideas al cine español, siendo uno de los temas más recurridos por los cineastas españoles a la hora de trazar un drama o una película histórica. Historias de vencedores y vencidos, de dramas personales, de crudas historias de represión, de lucha ideológica. La eterna historia de una contienda en donde solo se albergan perdedores en donde lo que menos importar es el bando que se impone sus ideas a base de utilizar la fuerza.

Hablar de la guerra civil cinematográficamente hablando no es solo hablar del cine propagandístico a favor de régimen franquista hasta el punto de rodarse obras basadas incluso en relatos del propio Franco como en “Raza” (1941) de Saenz de Heredia (importante figura del cine de postguerra a la par que primo del más alto cargo de la falange José Antonio Primo de Rivera).  Es hablar de una pluralidad de enfoques que nos permiten ver la contienda desde los distintos puntos de vista de todos los que allí se reunieron. Si bien la parte nacional siempre tendió a obviar sus motivos para tomar frente en el conflicto, simplemente rodando un cine propagandístico que ensalzara el gran régimen dictatorial imperante hasta 1975 con la entrada de la transición y la democracia (con la consiguiente caída de la censura) el español medio ha podido alcanzar la oportunidad de ver de la manera más fidedigna posible lo pasado en aquellos tres duros y largos años que pusieron a España en boca del mundo entero.


Muchos de los grandes directores del cine patrio han incluido alguna película dentro de su filmografía que de una manera o más o menos directa abordase este período oscuro de la historia de España, así es el caso de Berlanga que deja a las manos de Dios a una cuadrilla republicana en suelo nacional en “La vaquilla” (1985), “¡Ay, Carmela!" (1990) de Saura de argumento similar puesto que en esta caso los aislados en territorio enemigo son una troupe de cómicos o “Las bicicletas son para el verano” (1984) de Jaime Chávarri, ambientada en el convulso Madrid de 1936 según la gran obra teatral de Fernando Fernán Gómez.



De sesgo republicano y de carácter feminista, relatándonos de una manera más o menos fiel el modo de vida en este frente son “Libertarias”(1996) de Vicente Aranda, guerra vista a través de los ojos de unas milicianas anarquistas o la conmovedora “Las trece rosas” (2007) de Emilio Martínez-Lázaro, sobre la historia, basada en hechos reales, en torno a trece mujeres condenadas de manera injusta por “rebeldes” en tiempos en donde le régimen no estaba para bromas.


Ahondando un poco más en la filmografía patria reciente nos detenemos en figuras como la de Cuerda que alcanzó un espaldarazo definitivo para público y crítica con “La lengua de las mariposas” (1999), ambientada precisamente en el período de la guerra y que siguió fiel a sus ideas en torno al conflicto con “Los girasoles ciegos” (2008) (centrada en este caso el período de postguerra) o como la de otros veteranos como Imanol Uribe o Antonio Mercero, que nos mostraron su visión del conflicto con la conmovedora “El viaje de Carol” (2002) con unos jóvenes Juan José Ballesta (ya conocido por sus precoz papel en “El bola”) o Clara Lago (que precisamente debutaba en este film) y con la preciosa fábula ambientada en Madrid “La hora de los valientes” (1998) respectivamente.



Directores de una generación más joven también se ven interesados y concienciados con aquel período. Casos como el de David Trueba con “Soldados de Salamina” (2003) o el debutante Emilio Aragón con “Pájaros de papel” (2010) comienzan a ser cada vez más comunes en un cien español que o bien por falta de ideas o por conciencia social recurre cada vez más a la guerra civil a la hora de expresar su cine.


Desde fuera de nuestras fronteras también nos llegan muestras ambientadas en nuestro conflicto bélico. Miradas quizá no tan enturbiadas por la experiencia y que desde la imparcialidad dan su punto de vista sobre la contienda. Miradas como la del siempre comprometido Ken Loach, que con “Tierra y libertad” (1995) tradujo su ideología al campo de batalla español o de directores menos comprometido socialmente como Guillermo del Toro que ambienta su afamada “El laberinto del fauno” (2006) en la postguerra española.


De un cine tan lejano a priori como el de Hollywood también llegan ejemplos, eso si a cuentagotas y litigando a duras penas con la censura imperante en España. Ejemplo como “Bloqueo” (1938) de William Dieterle o la superproducción “Por quien doblan las campanas” (1943), basada en la obra de Hemingway (que vivió la guerra civil en primera persona) son buen ejemplo de ello.


Un buen puñado de ejemplos que nos sirven para acercarnos a la contienda bélica más reciente y mediática sucedida en nuestro país a lo largo de la historia y que nos sirve para ir completando un poco esta serie de post dedicados al cine bélico.


La guerra de Independencia Americana




La guerra de Irak

miércoles, 18 de abril de 2012

Katharine Hepburn


Para muchos, entre los que me incluyo, Kate Hepburn es la más grande actriz que jamás haya actuado delante de una cámara. Para otros puede resultar cuando menos un tanto presuntuoso, pero lo que es innegable es su excelente palmarés, su elegida filmografía y la repercusión de esta en la historia del cine.

Nacida en 1904 en una familia acomodada (su padre era ginecólogo y su madre una conocida sufragista), Kate Hepburn lleva una infancia sosegada, lejos de las penurias que muchas familias pasaban en tiempos de escasez, gozando del deporte que tanto le gustaba hasta que con la adolescencia recién estrenada recibe el duro golpe del suicidio de su idolatrado hermano Tom. La vida de Kate se desmorona por momentos y decide refugiarse en lo único en que encuentra consuelo: el arte de la interpretación.


Su debut oficial viene de manos de un director muy importante en su carrera, al igual que en la de otras muchas conocidas actrices, como fue George Cukor la película en cuestión, “Doble sacrificio”, está ambientada en la primera guerra mundial y pasa con más pena que gloria por las pantallas. Caso distinto es su segunda colaboración con Cukor, “Mujercitas”(1933), que pronto se convierte en un clásico del cine al igual que años más tarde ocurriría con su remake para más gloria de Liz Taylor.


La figura de Kate crecía como la espuma, tanto es que con su tercera película “Gloria de un día” ya se alza con su primer Oscar, iniciando de esta manera una meteórica ascensión en lo premios más prestigiosos del cine con cuatro estatuillas y un sinfín de nominaciones (solo superadas hoy en día por Meryl Streep). Prestigio que a ella parecía traerla sin cuidado pues solo pisó una vez el teatro Kodak y fue para otorgar un premio (y para eso fue en pijama en señal de protesta). De hecho sus cuatro estatuíllas se encuentran donadas en el Empire State Building neoyorkino.


En los años treinta rueda también “Sueños de juventud” de George Stevens con una nueva nominación al Oscar, un impecable drama histórico con “Maria Estuardo” (1936) de un director poco proclive por este tipo de cine como John Ford y otra vez de nuevo bajo la batuta de Cukor rueda lo que sería la primera de sus célebres colaboraciones con un joven Cary Grant con “La gran aventura de Silvia” (1935).


Su primer gran título, pese a que en su día paso con más pena que gloria por las pantallas de cine fue la inolvidable “La fiera de miniña” (1938) de Howard Hawks y de nuevo acompañando a Cary Grant en esta hilarante y fresca comedia que hoy resulta un estupendo ejemplo de las famosas “screwball comedies” tan de moda en los años treinta y cuarenta con la llegada del sonoro.


Cukor reúne de nuevo a la pareja protagonista para tratar de explotar un poco más la idea de comedia alocada en la que tan bien parecían encajar Hepburn y Grant con “Vivir para gozar” (1938) y aunque la película tuvo su buena acogida hoy vista desde el paso de los años no posee el empaque de su predecesora.


Otro de los grandes éxitos de Kate, resulta de un empeño persona suyo, puesto que ella misma compra el guión de una obra de Broadway con el único propósito de llevar al cine. Su amigo Cukor se poen manos a la obra y si no fuera poco con la pareja Hepburn-Grant se le une al reparto un joven Jimmy Stewart (Oscar por esta aparición) en lo que ya es una de la joyas del cine de todos los tiempos: “Historias de Filadelfia” (1940).


En 1942 Katharine conoce a Spencer Tracy, de esta unión no solo profesional (puesto que estuvieron unidos hasta la muerte del segundo, auque no casados debidos a las convicciones católicas de Tracy, que le impedían divorciarse de su mujer) nacen una serie de excelente películas. “La mujer del año” de George Stevens y “La llama sagrada” de Cukor, ambas del citado año abren la veda, ya un poco más maduros en “El estado de la Unión”, film anticomunista a cargo de Capra, "Sin amor" (1945), “Marde hierba” (1947) de Elia Kazan, “La impetuosa” (1952) o “Su otra esposa” (1957) y sobre todos las inolvidables “La costilla de Adán” (1949) de Cukor que refleja de manera hilarante la guerra de sexos  y “Adivina quien viene esta noche” (1967) de Stanley Kramer, última película de Tracy antes de su muerte y segundo Oscar para Kate en esta historia de amor interracial.



Entre medias deja películas de los más diversos géneros como “Estirpe de dragón” (1944), ambientada en el Japón de la segunda guerra mundial, la desternillante “Faldas de acero” (1956) junto a Bob Hope o la más filosófica o intimista “De repente el último verano” (1959) en donde Mankiewicz la une a estrellas emergente de otra generación como Liz Taylor o Montgomery Clift.


Pero sin duda su film más destacado en todos estos años es otro clásico del cine de aventuras. Con La reina de África” (1951) de John Huston, Kate da réplica a un zafio conductor de barcos con tendencia a la bebida, interpretado genialmente por Humphrey Bogart (Oscar incluído), escapando de la tropas alemanas a los largo de los tortuosos ríos africanos durante la primera guerra mundial.


De sus años maduros destaca su brillante interpretación de la reina Leonor de Aquitania en el drama histórico “El león en invierno” (1968) que le acerca su tercer Oscar (en este caso ex-aequo con Barbra Streisand por “Funny girl” . La improbable pareja con John Wayne, otro de los grandes de Hollywood en el ocaso de su carrera con “El rifle y la Biblia” (1975), con papeles parecidos a la exitosa “La reina de África”, pero en este caso ambientados en el oeste americano y sobre todo por “En el estanque dorado” (1981), precioso epílogo con el que Kate Hepburn (apenas se prodigaría después en la gran pantalla) y Henry Fonda (fallecería tras este film) cierran sus carreras con dos soberbias interpretaciones merecedoras ambas del Oscar a mejor actor y actriz respectivamente.



Años después en 2003 y frisando ya los cien años Kate nos dejaba. Ese día las luces de los teatros de todo Broadway se apagaron una hora en su honor. Este acto nos refleja la trascendencia que tuvo, tiene y tendrá Katharine Hepburn en el mundo del cine.


lunes, 16 de abril de 2012

Escenas míticas II

Todo buen cinéfilo tiene un puñado de escenas que recuerda con especial cariño, pues siguiendo la estela del anterior post publicamos otra serie de escenas míticas de la historia del cine para que más de uno rememore viejos recuerdos o simplemente recuerde películas grabadas de manera indeleble en su memoria. Este post pretende ser un estímulo irrefrenable para que todo buen cinéfilo rescate de su videoteca (“dvd-teca” más bien) todos aquellos clásicos que tan buenos momentos nos han hecho pasar.


“Una noche en la ópera” (1935) de Sam Wood – El título quizá no diga mucho, pero si mencionamos que están los famosos hermanos Marx con un camarote de por medio la cosa cambia…


“Lo que el viento se llevó” (1939) de Victor Fleming – Uno de los grandes clásicos de la historia del cine. Esta historia de amor sureño que arrasó en su día en los Oscar nos lega escenas tan recordadas como esta.


“La dolce vita”(1960) de Federico Fellini – Una de la películas más reconocidas del célebre director incluye este famosísimo baño de un rubio y voluptuosa Anita Ekberg en una de las fuentes más famosas del mundo como es la Fontana Di Trevi


“Rocky” (1976) J. Avildsen – Pura escena motivacional. Cientos han sido las parodias que usan esta escena o este ritmillo a fin de motivar para cualquier éxito deportivo.


“Indiana Jones en busca del arca perdida” (1981) de Steven Sipelberg – Una de las mayores apuradas del arqueólogo más famoso de historia del cine está relacionada con esta gran bola gigante

  
"E.T.” (1982) de Steven Spielberg – Cine para toda la familia de la mano de Spielberg. Uno de los más entrañables y famosos seres ideados para la historia del cine.


“Risky business” (1984) de Paul Brickman – Un joven Tom Cruise celebra un solitario fin de semana en la casa paterna con baile de los más parodiado


“Instinto básico” (1992) Paul Verhoeven – El cruce de piernas más famoso de la historia del cine. Pura electricidad.


“Forrest Gump” (1994) de Robert Zemeckis – El bueno de Forrest Gump no solo le legó a Tom Hanks la opción de ganar su segundo Oscar, sino también un buen puñado de escenas y frases inolvidables.


“Titanic” (1997) de James Cameron – Una de las películas más premiadas de la historia y de reciente actualidad (el pasado 14 de abril se cumplían cien años de la catástrofe) también se merece un rincón en esta sección.


miércoles, 11 de abril de 2012

Duros de cine

Siempre les toca bailar con la más fea en misiones harto imposibles contra arsenales de armas de última generación. Salen indemnes de las explosiones y caídas más inverosímiles y ante todo nunca pierden la compostura ni su toque de arrogancia. Son no solo el terror de todo mafioso que se precie sino incluso de todo aquel suegro deseoso de emparentar a su dulce hija a cualquier precio. Son los duros más duros del cine.

Stanley Kowalsky – Nuestro primer duro es un duro sureño y dominador. Tennesse Williams construye este tosco y desaprensivo personaje como contrapunto a la frágil protagonista de la obra (Blanche Dubois). Stanley Kowalsky fue el espaldarazo definitivo para un prometedor Brando que conseguía poner a público y crítica de su parte a pesar de la brutalidad del personaje de "Un tranvia llamado deseo" (1951) de Elia Kazan.


Espartaco – De cuna humilde Espartaco resulta finalmente más que un quebradero de cabeza para uno de los imperios más grandes jamás formados. Lejos de aceptar su esclavitud, Espartaco se erige como cabeza visible de una de las grandes rebeliones sofocadas por el imperio romano. A Espartaco, pese a ser un personaje histórico e universal, se le une indeleblemente la imagen de Kirk Douglas gracias al clásico de Kubrick. Aún así es un personaje de gran actualidad debido al reciente e insospechado éxito de la serie “Espartaco, sangre y arena”, interpretado por el malogrado Andy Whitfield.


Hud Bannon – Caprichoso y egoísta hasta el límite, Hud Bannon se dedica a derrochar y aprovecharse sin miramientos de todos los cuantiosos beneficios obtenidos por el patriarca de la familia a base de sudor durante año en el mundo de la ganadería. Para Hud lo único importante es Hud y su propio bienestar sin importarle un ápice el bienestar de los demás, ni siquiera de sus seres más allegados.


Harry Callahan  – El policía más duro de todo San Francisco sus estrictos métodos, siempre al límite de la ley son un auténtico suplicio para los todos los delincuentes de la ciudad de la costa del Pacífico. Este despiadado policía sirvió de acicate para la carrera de Clint Eastwood, convirtiéndose en uno de los personajes más reconocibles del longevo actor. Eastwood empuñó la famosa Mágnum 44 de Callahan ni más ni menos que hasta en tres ocasiones.


John Rambo – Uno de los dos personajes que encumbró la carrera de Stallone en los ochenta fue la de este veterano de la guerra del Vietnam que vive martirizado evocando los duros recuerdos vividos en el sudeste asiático. Rambo en un principio formaba parte de una trilogía de los ochenta, su época de esplendor, pero hace cuatro años un ya muy veterano Stallone decide resucitarlo a fin de relanzar su terminada carrera. La secuela se convierte en un rotundo fracaso, no contento con ello Stallone prepara para 2014 una nueva entrega de Rambo, que a buen seguro seguirá desmitificando a  uno de los duros de Hollywood.


Tony Montana – Al Pacino o lo que es lo mismo Tony Montana encarna el poder de la calle. Un lugar difícil en donde solo los más duros consiguen sobrevivir. Desde su Cuba patria hasta las calle de Miami, Montana convierte su especie de sueño americano en un rotundo éxito gracias a "El precio del poder" (1983), eso si a base de tráfico de drogas, extorsiones, robos sobornos y unos cuantos cadáveres a sus espaldas, pero ya se sabe el éxito en los bajos fondos no responde a sentimentalismos.


Terminator – El ciborg más famoso de toda la historia del cine se ha Ganado un hueco como uno de los más duros. Sobre una Harley Davidson, enfundado en su chupa de cuero y portando gafas de sol y una peligrosa recortada, Arnold Schwarzenegger defiende a base de violencia el futuro desde el que llega. Gran éxito en los ochenta y noventa que encumbró a “Arnie” a los olimpos de Hollywood. En 2003 volvería con un tercera entrega muchos más floja que sus predecesoras, que no hace sino emborronar un poco la saga de Terminator.


Robocop – Mitad hombre mitad ciborg, este experimento se encargará de limpiar las calles de un futurista Detroit del crimen organizado. A lo largo de tres entregas Robocop se convierte en uno de los policías más duros y brutales de los ochenta y noventa. En breves se espera una cuarta entrega remozando por completo el personaje.


John McLane – Siempre metido hasta el cuello en medio de complicadas organizaciones de terroristas, mientras intenta solucionar su malogrado matrimonio vía telefónica. Ese parece en destino del teniente de la policía de Los Angeles John McLane (Bruce Willis) en su particular jungla de cristal. Sinónimo de dureza pundonor, McLane se las verá y deseará con todo tipo de criminales a lo largo de los noventa. Al igual que el resto de los duros parece que el gusanillo no se pierde con lo años y en 2007 reaparece con la cuarta entrega y se espera una quinta para 2013


Anton Chigurh – La Oscarizada película de los Cohen No es país para viejos”, nos permite añadir a la lista a otro de los duros por excelencia. Un cazarecompensas siniestro y despiadado que se mueve al mejor postor por la frontera entre Méjico y los Estados Unidos que catapultó la carrera de Javier Bardém en Hollywood (con Oscar a mejor actor secundario incluido).


Machete – La idea de Machete surge como un anexo al proyecto de Tarantino y Robert Rodriguez “Grindhouse”, el gran calado del personaje provoca que nazca la película y que incluso se vaya a estrenar su secuela. Machete es un ex-policía de Méjico que actúa por cuenta propia y con métodos despiadados como venganza al asesinato de su familia.


viernes, 6 de abril de 2012

Cine y literatura: Edgar Allan Poe


Maestro de los relatos cortos y máximo exponente del romanticismo oscuro, la figura de Edgar Allan Poe emerge como la primera de trascendencia literaria de los recientemente creados Estados Unidos de Norteamérica.

Hombre polifacético (periodista, escritor, poeta, crítico…), Poe nos lega ante todos sus maravillosos y oscuros relatos o sus sobrecogedores cuentos todo ello producto de una mente prodigiosa y atormentada que finalmente, con la ayuda del alcohol, consiguió destruir la genio a la temprana edad del cuarenta años.

El cine también ha de agradecer mucho a la figura del escritor norteamericano puesto que fueron múltiples las representaciones cinematográficas basadas en relatos de Poe. Desde el cine más independiente de manos de Roger Corman hasta productos más recientes basados levemente en historias que ya frisan los doscientos años y que a muchos de nosotros aun nos desatan cuando menos algo de desasosiego.

Entrando ya de lleno en materia he aquí algunos ejemplos de adaptaciones cinematográficas del Edgar Allan Poe

“La caída de la casa Usher” (1928) de Jean Epstein – Una de las primeras y sin duda una de las mejores adaptaciones del clásico de Poe corre a cargo del francés Epstein, que todavía sin sonido es capaz de recrear la opresiva atmósfera de los relatos de Poe.


“Satanás” (1934) de Edgard G. Ulmer – En una época en la que el terror se había puesto de moda con los exitosos estranos de Drácula y Frankenstein, Ulmer une precisamente a los dos protagonistas de dichas cintas en esta películas basada en un relato de Poe


“El cuervo” (1935) de Lew Landers y Louis Friendlander – El binomio Karloff-Lugosi repite en el poema más conocido del literato norteamericano.


“El gato negro” (1941) de Albert Rogell – Gran reparto con Basil Rathbone a la cabeza (que gozaba de gran fama en la época por sus interpretaciones de Sherlock Holmes) para este relato destinado a evadir al público de los horrores de la guerra que por aquel entonces se estaba padeciendo en el mundo entero.


“El fantasma de la calle morgue” (1954) de Roy del Ruth – Experimento destinado al 3D, muy de moda en lo años cincuenta (aunque muchos piensen que es un invento reciente).


“La caida de la casa Usher” (1960) de Roger Corman – Primera de las versiones que Corman hizo sobre los relatos de Poe en los años sesenta


“El péndulo de la muerte” (1961) de Roger Corman – Otro gran éxito basado en Poe de bajo coste por parte de Corman que supo revolucionar la forma de ver el cine, demostrando que también el cine de serie B podía ser garantía de éxito


"Historias de terror" (1962) de Roger Corman – En esta caso compedio de historias que configuran otro largometraje basado en la obra de Poe. Destacan interesantes relatos como “El tonel del amontillado", "El gato negro" o “Morella”


“El cuervo” (1964) de Roger Corman – Sin duda el mejor legado de Corman relacionado con Poe y una de las mejores adaptaciones de sus relatos al mundo del cine. Recreación perfecta, atmosfera muy bien lograda y un reparto impecable (con Vincent Price, Boris Karloff y Peter Lorre)


“La máscara de la muerte roja” (1965) de Roger Corman – Una vez más Corman está impecable a la hora de llevar a pantalla, siempre rodeado de su equipo de trabajo, una de las obras más conocidas de Edgar Allan Poe


“La tumba de Ligeia” (1965) de Roger Corman – Última aportación de Corman a la causa y no por ello inferior que sus predecesoras. Como no como siempre con Vincent Price a la cabeza.


“Historias extraordinarias” (1968) – Compendio de tres historias, cada una narrada por un director diferente (Fellini, Vadim y Malle) basadas en relatos de Poe. Cuenta con un reparto de los más granado del cine europeo de la época (Brigitte Bardot, Peter y Jane Fonda, Alain Delon…)


Un buen puñado de adaptaciones que van desde el cine mudo a la colaboración entre directores punteros, pasando por el excelente binomio Poe-Corman que maravilló en los sesenta. Últimamente el público más ávido de historias sangrientas y fantasmagóricas parece haber dejado un poco de lado el romanticismo oscuro de Poe aunque cerrando el post y para hacernos una idea del peso que tuvo y tiene Poe en el cine y la televisión no hay más que ver como ni siquiera los personajes animados más longevos y famosos de la televisión actual han sido capaces de resistirse a adaptar a su manera un clásico de Poe como “El cuervo”